“El no ser útil a nadie es lo mismo realmente que no valer nada.”
RENÉ DESCARTES
¿Qué tiene que pasar en México para que se haga justicia? ¿Qué tiene que suceder en el país para que un mal servidor público renuncie a su cargo? ¿Por qué después de todo no ha dimitido Gerardo Ruíz Esparza? ¿Qué tanto le sabe o le debe el Secretario de Comunicaciones y Transportes a Peña Nieto para seguir en el puesto después del Socavón?
El pasado 22 de Agosto se presentó ante el Congreso el ineficaz titular de la SCT, para, infructuosamente, tratar de lavarse las manos en torno a la tragedia del Paso Exprés. La oposición le dio con todo y no era para menos. Ruíz Esparza ha sido cercano a Enrique Peña Nieto desde que este fuera Gobernador del Estado de México, por lo tanto, su dimisión se ve lejana.
Gerardo Ruíz Esparza es un incompetente, de ello no cabe duda, sin embargo, esto no es nuevo ya que se trata de un hombre de dudosa reputación, que representa lo peor del régimen corrupto, cínico y deficiente del pasado (ligado a Alfredo del Mazo González, padre de Alfredo del Mazo Maza), y del actual que encabeza el mismísimo Enrique Peña Nieto.
Ruíz Esparza estuvo vinculado a la obscura licitación del tren México-Querétaro, donde intervendría Higa, la empresa favorita del gobierno federal y tristemente célebre por la dichosa Casa Blanca del Presidente. Ruiz Esparza también está envuelto en los escándalos de presunta corrupción de la constructora OHL México.
Para más de uno, este sujeto es mucho más que un simple colaborador, se trataría de un "cómplice" del actual mandatario. El secretario de la SCT debería estar en prisión desde antes del Socavón o por lo menos fuera del cargo desde ocurrida la tragedia. Tragedia que pretende reparar lavándose las manos y brindado un millón de pesos por cada víctima de la misma. La raquítica indemnización sería otorgada a los deudos por el “mal rato que pasaron”, aseguraría de manera indolente, el impopular sujeto.
Una de las grandes obras del sexenio Peñaniestista, el Paso Exprés de Cuernavaca, no resistió más de tres meses después de su pomposa inauguración y el 12 de julio cobraría la vida de dos hombres (Juan Mena Romero de 33 años de edad y su padre, Juan Mena Ruíz, de 65), quienes fueron tragados por un enorme hueco que se abrió, fruto de la mala planeación, las prisas, la corrupción y la ineficacia de muchos, encabezados por Ruíz Esparza.
En la comparecencia ante los Senadores, negó toda culpa, se dijo inocente de todo daño e incompetencia. Otra persona en sus cabales, con un poco de dignidad, sensibilidad e integridad, ya hubiera declinado al puesto para el cual no ha dado resultado alguno y cuya responsabilidad en la tragedia, es a todas luces, evidente.
Gerardo Ruiz Esparza, aseguró que el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, nunca emitió alertas sobre los problemas que presentaba el Paso Express de Cuernavaca. Sin embargo...
Hubo advertencias en torno a las deficiencias del Paso Exprés antes de su apertura. Graco Ramírez, quien también compareció ante los legisladores el 23 de agosto y quien el día de la inauguración celebró y elogió al Presidente con motivo de la flamante obra, hoy arremete en contra de este y Ruíz Esparza, argumentando que les avisó sobre los problemas en la edificación de la obra. Pero su servil actitud el día del evento avalando la construcción, lo vuelven cómplice y culpable también.
Por cierto, hay en diversos medios y redes sociales, una andanada en contra de Graco Ramírez y su esposa por la turbia compra de una casa valuada en más de 17 millones de pesos y que fue pagada en sólo ocho millones. Al margen de la veracidad de estos hechos, suena más a las culpas que el Gobierno Federal ha querido achacarle al Gobernador morelense en torno al asunto del Paso Exprés.
Mientras sean peras o manzanas, la verdad inocultable es la siguiente: La responsabilidad de Ruíz Esparza en torno al socavón no es sólo política, sino también moral. Ni más ni menos.
