miércoles, 29 de noviembre de 2017

Las manos sucias de MEADE.

"Meade es la viva imagen de la continuidad del régimen que ha mal gobernado el país desde hace décadas".
JOHN M. ACKERMAN





Más que orgulloso, a Enrique Peña Nieto debería darle vergüenza el "dedazo" hacia José Antonio Meade. Y es que, como ya han dicho diversos analistas como Denise Dresser o Lorenzo Meyer, no haber encontrado entre los priístas a su sucesor, habla muy mal del Presidente, de su partido y del gobierno que encabeza.

"El dedazo no hace más que resaltar el fracaso de Enrique Peña Nieto para construir un candidato propio", aseguró Denise Dresser.

Entre los miles de militantes no hubo uno sólo que no estuviera manchado, quemado, podrido. Con ello queda claro que lo peor que le pudo pasar a México fue el regreso del PRI caduco, criminal, deshonesto y corrupto, al poder. La administración de Peña Nieto ha sido caótica, un fracaso absoluto, por lo tanto, encontrar al sucesor del Presidente entre sus filas, fue imposible, de ahí que se haya optado por el ex Secretario de Hacienda, quien dicho sea de paso, tampoco tiene las manos "tan limpias", como se está haciendo creer.

El "destape" fue grotesco, ridículo, nefasto. Todo el sector Priísta aplaudiendo, vitoreando, quemando incienso y sonando las matracas en pos del "ungido", fue patético. Lo creíamos superado, pero desde el 2012, con el regreso al poder del PRI vía Enrique Peña Nieto, todo pudo suceder, sucedió, está sucediendo y sucederá.

Por su parte, Miguel Ángel Mancera dijo, en un alarde de lógica y congruencia: "Con el PRI nos espera el mismo país, pues carece de proyecto y propone la continuidad del actual sexenio".

José Antonio Meade no es del PRI, pero es más papista que el Papa, más priísta que nadie, porque en su larga carrera burocrática que incluye administraciones panistas, debió avalar decisiones que pusieron de rodillas a México y los mexicanos.

En Sedesol, Hacienda y Relaciones Exteriores (y desde antes cuando trabajó en el IPAB, la más grande estafa al pueblo de México, que primero se llamó FOBAPROA y donde el gobierno de Zedillo rescató a los banqueros con 60 mil millones de dólares con cargo al erario público), Meade se alineó, fue omiso, guardó silencio y avaló medidas y decisiones como el "gasolinazo" del cual le dijo a Carmen Aristégui en entrevista: "el que gana con el gasolinazo es el país, son nuestros hijos y son nuestros nietos".

Mucho presume el gobierno federal la estabilidad económica del país, pero la realidad es que la inflación parece imparable y según documentó el INEGI, en 2017 ha sido la peor en los últimos ocho años. La depreciación del peso, es otra de las gemas regaladas por este "señoritingo", como lo llamaría AMLO, pero también la pobreza y desigualdad de los mexicanos. 

La Estafa Maestra, OHL, Odebrecht, los mil millones de pesos a Josefina Vázquez Mota mediante la SRE, el gasto exorbitante de 37 mil millones de pesos en publicidad gubernamental y el desfalco de mil 787 millones de pesos de Sedesol en 2015, cuando fueron titulares Rosario Robles y el mismo Meade, son asuntos que tendrá que responder el ahora flamante candidato del PRI y que, por supuesto, lo involucran, lo hacen cómplice, parte del sistema.

Y de la tranza de los gobernadores Priístas en su mayoría, incluyendo su amigo Javier Duarte, ya mejor ni hablar.

"Se presenta como un experto supuestamente limpio, pero está metido hasta el cuello en las peores tropelías del régimen", dijo John M. Ackerman. Y es que todo esto enloda las manos de Meade, acaba con su reputación y prestigio. A Meade lo pusieron Videgaray y Peña Nieto, quienes tienen las manos tan sucias como él. Ni más ni menos.



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