lunes, 7 de septiembre de 2020

AMLO Y CALDERÓN: LA REVANCHA.


 “Con la vara que midas serás medido”.

San Lucas  6:36 

Cuando se creía que todo iría viento en popa, ocurrió el revés, el cual dejó perplejos a propios y extraños. El INE decidió no otorgar el registro al pretendido partido de Margarita Zavala y Felipe Calderón; además de irregularidades en las firmas y asambleas de dudoso quórum, al Instituto Nacional Electoral le pareció que también hubo dinero de procedencia poco clara.

Según Lorenzo Córdova, más del ocho por ciento de los ingresos de “México Libre” no tuvo un origen transparente a lo cual, el expresidente alegó que “los donativos que se le cuestionan provienen de la aplicación clip. Todos los donantes que usaron esta aplicación están totalmente identificados. Es falso que no lo estén”.

Sin embargo y al margen de los hechos, lo que más ha llamado la atención fue la manera en la cual el Presidente celebró, gozó y se burló de su eterno rival, a quien jamás le perdonará que le haya “robado” la primera magistratura en el 2006.

Cierto es que Felipe Calderón fue un mal Presidente. Los casos de corrupción que se dieron en su gobierno son de antología y quizá el más claro y obvio, por su significado, sea la famosa Estela de Luz, que muchos conocen como “la suavícrema” o “el monumento a la corrupción”.

Calderón no sólo fue “El Señor de la Guerra” por haber convertido al país en un “camposanto”, como diría Javier Sicilia”, sino que la debacle queda coronada con el caso García Luna, su secretario de seguridad, acusado de tener fuertes nexos con el crimen organizado.

A Calderón lo recordamos además de su manera “poco clara” de acceder al cargo con todo y su tristemente célebre frase “haga sido como haga sido”, por su cuñado Hildebrando, la tragedia en la Guardería ABC, los saqueos en PEMEX, la CFE, el IMSS, FOVISSSTE y hasta los Pronósticos Deportivos. Este es apenas un pequeño recuento de los daños de aquella fallida administración, avalada por Margarita Zavala.

Pero la cosa no termina ahí. 56 periodistas fueron asesinados, censuraron a Carmen Aristégui, hubo un pacto de silencio de muchos medios de comunicación para callar los muertos de la guerra, la división en Acción Nacional, los pactos inconfesables con la Maestra Elba Esther, la escalada de la pobreza y el desempleo galopante, son parte del inventario de aquella administración que por mala, colocó a Josefina Vázquez Mota en el 3er. lugar de la contienda en 2012. 

Por lo tanto, pretender regresar al poder en 2018 fue un despropósito y es que Zavala nunca fue una mujer brillante ni lúcida, sólo fue la consorte de un mal gobernante, casi tan gris como ella.

Querer seguir viviendo del erario púbico vía México Libre, es una aberración, algo que sólo pasa en este país sin memoria, donde pocas veces le damos la espalda a los políticos impresentables, donde Calderón ocupa uno de los lugares de honor.

Sin embargo, no estoy de acuerdo en la manera en la cual, AMLO despotricó en contra de su “adversario” número uno. Porque una cosa es que las leyes se cumplan y otra festinar de manera perversa para después argumentar que “no es mi fuerte la venganza”. Si esto es cierto, la manera en la cual López Obrador se congratuló del fracaso de Felipe Calderón y Margarita, no concuerda y se asemeja mucho a una reacción de profundo rencor, resentimiento y perversión.

Que la 4T no esté dando resultados y que López Obrador sea el gobernante de las promesas y la esperanza, pero que de ahí no pase, tampoco significa que cualquiera quiera, pueda, pretenda y desee aprovechar la oportunidad. Y peor aún que lo hagan sin vergüenza ni recato alguno. Tan malo el oportunismo de uno como la manera de polarizar del otro. 

Lo que el habitante de Palacio Nacional está logrando, es que se satanice, se linche, se aborrezca a quienes acusa con ese dedo flamígero e inquisidor desde el púlpito de la mañanera o desde cualquier trinchera. Una cosa es la verdad del recuerdo de un mal gobierno y otra la venganza, la revancha.

Mención aparte merece el hecho de que Obrador, haya estado fustigando al INE, a ese que ha acusado de fraudes y mil cosas más y al cual no le concedió ningún mérito en esta resolución, al argumentar burdamente que se trató de un triunfo del “pueblo”, ese que para AMLO es bueno y sabio.

México necesita líderes de primera, con conciencia, con verdaderos valores y capacidad, con auténtico amor a México y no lo que estamos viendo y viviendo y que deja mucho que desear.

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