viernes, 14 de febrero de 2014

LOS "PECADOS" DEL SANTO PADRE.

AMIGOS



Todo pareciera indicar que a la Iglesia Católica le urge la canonización de Juan Pablo Segundo. Para muestra están los escándalos que la persiguen, sin abandonarla ni un ápice. La constante y sonante pederastia clerical, los malos manejos económicos de la Banca Vaticana, el lobby gay, la renuncia insólita y obligada de Benedicto XVI, la baja en las vocaciones sacerdotales y la perdida de fieles, más lo que se acumule esta semana, han manchado de tal forma al clero que urgen medidas monumentales para limpiar el "cochinero".

Según los expertos, volver santo a Karol Wojtyla, es una de las estrategias emprendidas para la reparación de daños. Eso lo sabe bien "Francisco", el Papa que representa el nuevo sentido de aparente "humildad" y "bondad" de esta Institución que quisiera, pero que en los hechos se resiste a cambiar. Es por ello que el Sumo pontífice argentino ha hecho oídos sordos a las voces que gritan a los cuatro vientos lo que ya nadie puede callar: Las violaciones sistemáticas de niños por parte de clérigos católicos, particularmente del caso de Marcial Maciel, que por emblemático y cercano, se convirtió en el símbolo de la pederastia y "pecado" que recorrió el mundo entero. De acuerdo a los estudiosos del tema, Juan Pablo Segundo lo supo todo y no hizo nada al respecto.

Juan Pablo Segundo ha sido el papa más "publicitado" y "mediático" de todos los tiempos. Su carisma y dominio escénico lo llevaron a la cúspide, desde la cual conquistó el corazón de las masas en todos los confines de la tierra. Durante más de 25 años, el papa viajero dejó constancia de lo que los medios pueden hacer en favor de un líder carismático, y viceversa. Sin embargo, los expertos, consideran que en su largo pontificado poco se habló de su "fracaso" como pastor de la Iglesia Universal.

El hecho de que en tantos años al frente del clero, dejaran de ser católicos más de 60 millones de personas, refuerza la tesis de que, a pesar de todo, poco se pudo hacer ante el éxodo de fieles hacia otros credos. A esto se suma la exclusión y represión contra los críticos del "Papa mexicano"; su combate a la homosexualidad, la negativa en el uso de métodos anticonceptivos, el impedimento en la utilización del condón (a pesar de la pandemia del Sida); y el trato discriminatorio hacia las mujeres, a quienes se les ha impedido hasta la fecha, ser ordenadas como sacerdotisas y líderezas dentro de la Grey Católica. En general, Juan Pablo Segundo estuvo en contra de cualquier idea "liberal", lo cual le restó seguidores, más que a su persona, a la Iglesia que encabezaba.

Lo cierto es que el tiempo ha dado la razón a estos hechos y ha marcado el contraste en la imagen "impoluta" que siempre se ha querido manejar del Papa polaco. Apenas comenzó el 2014 y la Iglesia se volvió a cimbrar cuando el Comité de los Derechos del Niño de la ONU, dictaminó que durante el mandato del santo en ciernes, se sucedieron cientos de abusos a infantes, bajo el silencio cómplice de la Iglesia, y más que eso, el solapamiento sistemático de la misma.

Fue el mismo "Santo Padre", quien nombró a Maciel "ejemplo para la juventud". Maciel, uno de los más grandes hipócritas que ha tenido la Iglesia (Que no el único y para muestra, la historia del papado y el cristianismo). El líder y fundador de los Legionarios de Cristo, quien además de sus vicios, adicciones y vida de "jeque", se volvió un violador impune de niños, ante un Vaticano que, para variar, prefirió la omisión y el silencio, en el mejor de los casos; y el encubrimiento, en el peor.

Para 1948, siete años después de que Maciel fundó la orden de Los Legionarios de Cristo, la Santa Sede tuvo documentos de enviados vaticanos y obispos en México y España que cuestionaban la legitimidad de la orden de Maciel, subrayando la cuestionable fundación legal de su orden y alertando sobre su comportamiento "totalitario" y las violaciones espirituales a sus jóvenes seminaristas.

La Santa Sede estaba bien enterada del abuso de drogas por parte de Maciel, de sus abusos sexuales y las irregularidades financieras desde 1956, cuando ordenó una investigación inicial y lo suspendió dos años para curarse de una adicción a la heroína.

Dadas las evidencias se sugiere que Wojtyla supo en tiempo y forma de los desmanes, crímenes y deshonestidades de Maciel, y no hizo nada, absolutamente nada por impedirlo, y mucho menos castigarlo. Para las víctimas, mandarlo a una vida de retiro, penitencia y oración en los últimos años de su vida, fue poco, comparado con las atrocidades cometidas por el criminal con sotana.

Por estos controvertidos acontecimientos, hay voces que exigen que se detenga la canonización de Wojtyla, por considerar el hecho paradójico e inconcebible. Alberto Athié, ex sacerdote, ha denunciado desde hace años la presunta complicidad de Juan Pablo Segundo y la Santa Sede, en los miles de casos de pederastia clerical: "Se cometieron crímenes de Estado y el Papa Juan Pablo II es absolutamente responsable. Obviamente que falta el veredicto de los tribunales", puntualizó en entrevista reciente.

Y es que mientras algunos, muchos diría yo, consideran que el beato debe pasar a ser santo de forma inmediata, otros lo señalan y cuestionan, como el caso de Athié, quien piensa que en el historial del desaparecido Pontífice, no ha quedado clara su participación en los delitos que de forma reiterada se dieron, lo mismo en Europa, que en Estados Unidos y México, etc...

La realidad es que el próximo 27 de abril, en una pomposa ceremonia en la Basílica de San Pedro, Juan Pablo Segundo será elevado a los altares por el Papa Francisco, junto al "Papa Bueno" Juan XXIII. Poco importará su controvertida relación con el poder y los poderosos de su tiempo como el caso del Dictador Pinochet en Chile; tampoco se hablará de la cuestionable canonización de una leyenda llamada "Juan Diego"; menos de su rechazo a las investigaciones científicas relacionadas con las células madre y la clonación.

Seguro estoy de que nadie mencionará el poder autoritario de Wojtyla (Dictadura espiritual le llamaría el investigador Enrique Maza en la revista Proceso); mucho menos se dirá algo del corrupto Maciel, ni de su cercanía con el "Santo Padre".

Todos, o casi todos los medios en México (Como ya lo han comenzado a hacer), y gran parte del mundo, volverán a reiterar la bondad, infalibilidad, carisma, sonrisa, encanto, dulzura, sabiduría, paciencia y demás características del Papa Peregrino. "Bendiciones" que pese a todo, no pudieron evitar la grave crisis en la cual se encuentra sumida su Iglesia, pero que seguramente, ahora si podrá resolver desde el cielo.































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