miércoles, 29 de marzo de 2017

INGOBERNABLE E INMORTAL.



"INGOBERNABLE NO ES UN ACTO DE VALOR, ES UN GRITO DE GUERRA".

-Álvaro Cueva-







México no sabe hacer series, los amos del género son los gringos y los ingleses, punto. Lo de México, había sido, hasta hace algún tiempo, las telenovelas. El histrionismo, la teatralidad, la sobreactuación, la pobre que se enamora del rico, los escenarios de cartón-piedra, la farsa y el melodrama exacerbado permearon todo y a todos en este país. Sin embargo, desde hace un buen tiempo a la fecha, Argos de Epigmenio Ibarra, hizo la diferencia en el género del melodrama casero y en la televisión en general.

Epigmenio hizo grandes telenovelas, teleseries o como se les quiera llamar. Desde Nada personal, pasando por Mirada de mujer, Infames y el 8vo. Mandamiento, Argos supo darle realismo, calidad y nivel competitivo al género. Pero no contento con ello, Epigmenio y su casa productora empezaron a hacer series de gran envergadura.

Capadocia en HBO dio cuenta de ello. Con ello quedó claro que sólo Argos podía ubicarse al nivel de las mejores casa productoras del mundo. No de en balde fue que Netflix decidiera confiar en dicha empresa para realizar productos de nivel como los que ofrece en su plataforma. Es en este contexto que surge Ingobernable, la serie que se estrenó el fin de semana pasado y que ya se colocó en los primeros lugares de popularidad y ha sido comentada por propios y extraños, para bien y para mal.

He escuchado y leído de todo sobre la serie protagonizada por la extraordinaria Kate del Castillo: que no pasa de ser La Reina del Sur pero con mayor presupuesto, hasta una plataforma para posicionar a Margarita Zavala (háganme favor, cuando Ibarra ha sido uno de los principales detractores del Señor de la Guerra, Felipe Calderón), y que Del Castillo está en el mismo papel de siempre, bla, bla, bla...

"Los personajes se miran acartonados -como de telenovela-, las secuencias se antojan demasiado largas -¡eternas!- ya veces sin sentido y los diálogos… ¡Dios mío! Qué mal le ha hecho la telenovela a nuestra televisión y a los actores nacionales: diálogos con nula credibilidad escritos de esa manera en la que el cine mexicano actual cree que pasa por realista", es parte de lo que sobre la serie escribió Armando Reygadas.

Por su parte, mi querido Álvaro Cueva, quien cuando algo es de su agrado lo sube al cielo y canoniza, y cuando no, lo quema en leña verde y entierra 10 metros bajo tierra dijo: "Ingobernable no es un acto de guerra, es un grito de valor". Y sobre Kate apuntó: "Esta gran figura que, insisto, ya había pasado a la historia por otras colaboraciones, acaba de comprar, con Ingobernable, su boleto a la inmortalidad". 


"Ingobernable prometió una historia de la muerte de un presidente de México en donde la primera dama era la principal sospechosa y cumplió, pero no de la mejor manera. Ingobernable es básica, relativamente predecible, llena de inconsistencias, debilidad en los argumentos y está situada en una zona de confort en la que ha caído Epigmenio Ibarra y su compañía Argos, que habían producido historias de alta calidad como Infames o El octavo mandamiento", aseguró Ernesto Eslava.


Lo cierto es que se trata de un gran trabajo, que nos guste o no, llena de orgullo al espectáculo y entretenimiento mexicanos, porque su nivel de calidad, su manufactura en todos sentidos: efectos especiales, sonido, iluminación, edición, fotografía, vestuario, actuaciones, argumento, etc..., son de lo mejor que se ha hecho en este país. Después de Hasta que te conocí, no había yo visto algo tan bien hecho y producido en México y, quien lo niegue, hablará de ardido.

Ingobernable no es mejor que House of Cards, porque esa emisión es el top de las series del planeta, sin embargo, si se ubica una o dos rayitas abajo, y eso para una economía emergente (del tercer mundo, pues), es un gran logro. Quizá Ingobernable tenga errores, por supuesto, pero palidecen ante la denuncia, el valor y lo impecable de su realización.

A mi el trabajo de Epigmenio me ha gustado siempre, aunque siempre he reconocido ese discurso político que, aún sin venir a cuenta, ha metido en todo lo que produce, pero que ahora en Ingobernable, viene a colación, ad hoc, como anillo al dedo, y sobre todo cuando tenemos en el poder a un Presidente con apenas el 10% de aprobación y a un país sumido en la desgracia.

Ingobernable es, pues, una obra maestra de la televisión mexicana de estos tiempos, que vale mucho la pena ver, analizar y disfrutar. Y Álvaro Cueva tiene razón cuando ubica a Kate en la inmortalidad. Inmortalidad ganada en la televisión y no el cine, como ocurría antes. Con ello Kate, pero también Epigmenio y compañía, ya pasaron a la historia en el medio del entretenimiento, pero también en el político, porque para el Estado, esta es una patada en los mismísimos gûevos.

1 comentario:

  1. Y el mensaje político? Ad hoc una serie de TV con el momento actual? Pues cualquiera de las narco porquerías que hace Televisa no?

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