jueves, 29 de octubre de 2020

LORET: INCÓMODO Y APESTADO.

 


“La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”

-George Orwell

Para los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, el periodista, Carlos Loret es “Lord Montajes”, un comunicador que no merece el más mínimo respeto por haberse atrevido a denunciar la corrupción en la 4T y sus “distinguidos” integrantes. Cierto es que a Loret lo perseguirá por siempre y para siempre la sombra del caso Cassez, aquel montaje donde “en vivo y a todo color”, la francesa “supuestamente” era detenida con la banda de secuestradores a la cual, “presuntamente”, pertenecía.

Así como a Carlos Salinas no lo dejará en paz el espíritu de Colosio, a Calderón los niños fallecidos de la Guardería ABC y los 100 mil muertos de su guerra, a Peña Nieto los 43 y la Casa Blanca, y a AMLO el bloqueo en Reforma y los fallecidos por la pandemia; Carlos Loret será seguido y perseguido por este hecho, del cual se dijo inocente del mismo, porque desconocía que se trató de una “escenificación”. 

Yo llevo 31 años en este negocio de los medios y, difícilmente, se me escaparía un hecho así, pero podría suceder. Sin embargo, en fechas recientes, el periodista fue a declarar al respecto y volvió a deslindarse de aquella “puesta en escena” dirigida por Genaro García Luna, hoy detenido en Estados Unidos.

Volviendo al caso que nos ocupa, el ex presentador de Televisa está en el ojo del huracán, por las denuncias que hace, un día si y al otro también, de la Cuarta Transformación y su líder y comandante supremo, el Presidente de México. Es una realidad que entre el comunicador y el mandatario hay un pleito cerrado donde ninguno ni otro, han dado tregua y ni la darán.

De estos acontecimientos, lo que más me llama la atención es la denuncia que interpuso Pío López Obrador, el hermano “incómodo” del Presidente, a quien Loret evidenció recibiendo fajos de billetes para la campaña del ahora Primer Mandatario. Al margen de la tendencia, las filias y fobias de Loret, lo que se pretende en su contra es desproporcionado, descabellado, “una cortina de humo”, como me diría en una reciente entrevista que le hice al Doctor en derecho, Alejandro Jiménez, para la versión de televisión que hago de este mismo espacio.

Para “el Capi Furia”, la libertad de expresión está consagrada en la constitución. El artículo 7mo. de la Carta Magna estipula que: “Es inviolable la libertad de difundir opiniones a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho”. Según el abogado, ninguna ley ni autoridad puede establecer la censura.

Es decir, Carlos Loret ejerció este derecho que le confieren las leyes mexicanas, sin embargo, y aunque el Presidente lo niegue, la denuncia de Pío en contra de “Lord montajes” es un ataque del aparato de estado en contra del comunicador, quien ahora hace lo que en su momento denunciaba Carmen Aristegui o Jenaro Villamil: desnudar la corrupción y los desaciertos del régimen en turno.

El Doctor en derecho sugiere que lo que Carlos Loret dio a conocer con el “videoescándalo” (a Pío recibiendo dinero), podría tratarse de un delito que las autoridades tendrían que investigar. “Ocurrió una operación no muy clara”, apuntó Jiménez. Sin embargo, todo indicaría que los 12 años de prisión que se pretenden para Loret, no procederán. Y es que lo que se busca es castigar al mensajero y no a quien es evidenciado en las imágenes cometiendo actos que si podrían ser considerados “delitos”.

En octubre de 1995, en una larga y dura entrevista que tuve con López Obrador allá en Tabasco, siendo yo aún muy joven (ahora resulta, jajaja), me dijo que todos teníamos el derecho a disentir, porque “ya hay muchos aplaudidores y alcahuetes”. Traigo a colación estas frases porque a ese luchador social, ahora convertido en Presidente, ya se le olvidaron sus propias palabras y preceptos o, peor aún, prefiere no recordarlos porque ya no le convienen. Amnesia selectiva.

Reitero lo que he dicho antes en este espacio, a nadie le conviene un Presidente beligerante que acusa, señala, sataniza y criminaliza a la prensa, en un país donde ejercer el periodismo es tan peligroso como en Irak o Siria, a nadie ni a él mismo le conviene la falta de contrapesos y, debido a esa oposición “moralmente derrotada” hoy la prensa funge como la balanza y el equilibrio necesarios en toda democracia, aunque se trate de un personaje “incómodo y apestado” como Loret. Ni más ni menos.

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